Por: Laura Barreros
Andrés Lasso
Andrés Lasso
Más que una marca
en la pared podría leerse como un desafío del poder desde el terreno del
antipoder.
El pasado 31 de
octubre, Justin Bieber inició su gira por Suramérica en Colombia. Luego de
llevar hasta el delirio a sus bileabers en el concierto ofrecido en Bogotá, el
joven canadiense fue hasta el túnel de la calle 26 de la capital colombiana y
pintó un grafiti en una pared de casi 40 metros.
En el imaginario social,
juventud y grafiti, unidos, no pueden leerse al margen de la idea de rebeldía e
inconformidad con el sistema. Sin embargo, lo curioso en el caso del grafiti
hecho por Bieber es que el acto fue escoltado por sus guardaespaldas, medios de
comunicación y… paradójicamente, patrullas y policías, según reportaron medios locales.
Sin pretensiones de
pasarme de pseudointelectual y con su permiso (otorgado al momento de seguir
con la lectura de este texto) pongo a su consideración algunas cosas que, tras
la entretenida conversación con un buen amigo, han estado dando vueltas en mi
cabeza.
El grafiti, expresión
cultural asociada a la juventud, cuya visibilidad global llegó con el mayo
francés está asociado a causas rebeldes, críticas y visiones contestatarias al
sistema. Si bien en inicio los grafitis fueron frases desafiantes en la pared,
con el tiempo esta expresión adoptó formas, colores y otros elementos con los
que pasó a considerarse una expresión de arte urbano.
Volviendo al
génesis. Por su naturaleza transgresora el grafiti se desarrolla en la
clandestinidad. Se supone al margen de la ley por desafiar al poder instituido
y apropiarse de espacios públicos. Los grafiteros son perseguidos por la
policía, no escoltados por ella (!).
Sorprende el que la
policía colombiana haya apoyado esta travesura de Bieber y sus amigos en una
ciudad donde esta actividad es amonestada e incluso registra un caso polémico en
los tribunales por la muerte de un joven grafitero a manos de policías.
El acto
protagonizado por Bieber ¿puede llamarse grafitear? A mi modo de ver, la
mediatización del hecho, el permiso que supuestamente habría otorgado el
municipio de Bogotá y la compañía de agentes de seguridad, vacía de sentido al
concepto de gafiti en lo hecho por el joven canadiense.
Tomando en cuenta ese
contexto, el acto más bien podría leerse como un desafío explícito que el poder
instituido hace al antipoder callejero en su territorio, en su campo de acción
y con sus herramientas. El poder oficial, representado en los agentes del orden,
avala el acto desafiante usando como instrumento el poder mediático, industrial
y económico representando en el artista pop del momento.
Bieber juega al
equilibrista. Pretende caminar y moverse en una cuerda delgada que divide, por
un lado, al poder económico vinculado al estatus quo evidenciado en las
millonarias ganancias que dejará su gira; y por el otro, a la juventud caracterizada
por la rebeldía, la irreverencia y su crítica al sistema. Él coquetea con
ambos, pero evidentemente está entregado al primero y quiere llamar la atención
con actitudes prestadas del segundo.
Después del grafiti
En la pared. Una rana ostenta un brazalete dorado y hace una señal fálica con su mano izquierda,
mientras con el índice derecho señala una cruz cristiana que cuelga de su
cuello: contradicción evidente entre la irreverencia y un símbolo de obediencia.
Las bilibers
colombianas deliraron con el concierto y tras conocer sobre el grafiti hecho en
el túnel y de la intensión de grafiteros de borrar la marca de Bieber con otro
grafiti, las reacciones en las redes no tardaron.
Las seguidoras del
canadiense decían estar dispuestas a “defender el arte” marcado por su ídolo.
Al parecer la chicas tienen sentido de pertenencia con todo aquello que
provenga de Bieber porque nadie defiende algo que no siente suyo o en lo que no
cree (apreciación muy personal).
El chico que es
capaz de desbordar emociones en sus seguidores ¿tendría una idea de las tensiones
que pueden generar los desacuerdos entre sus seguidores y detractores? Quién
sabe… Lo que sí se ha conocido es que su travesura se repitió en Brasil.

No hay comentarios:
Publicar un comentario