Sin duda, las Islas Galápagos son el nuevo mundo por
descubrir, paradógicamente, este mundo nuevo nos traslada al pasado, ubicado “a
una hora del continente”, como dicen los residentes.
Nos adentramos 20 minutos a pie para conocer una de
las maravillas de las islas; Las Grietas. Se trata de un paisaje lunar; un
camino lleno de piedra y piscinas de sal. Las ganas de conocer lo que existe
dentro de la Pachamama es lo que nos permite continuar con el tortuoso sendero.
Al final hay una escalera, que una vez transgredida, abre paso a un paraíso
azul cristalino y un gran cañón formado por rocas volcánicas de color rojo. Así
es el paisaje de las Grietas.
La belleza enclaustrada en las piedras prehistóricas
de Las Grietas muestra que tenemos la mejor diversidad del mundo. Interiorizo
la Pachamama, medito y siento cómo me invita a ser parte de ella, cuando estoy
frente a la manga que trae el mar.
Atrévete a sentir la energía que nos regala las Islas
Galápagos y son parte de nosotros los ecuatorianos.
Más que una marca
en la pared podría leerse como un desafío del poder desde el terreno del
antipoder.
El pasado 31 de
octubre, Justin Bieber inició su gira por Suramérica en Colombia. Luego de
llevar hasta el delirio a sus bileabers en el concierto ofrecido en Bogotá, el
joven canadiense fue hasta el túnel de la calle 26 de la capital colombiana y
pintó un grafiti en una pared de casi 40 metros.
En el imaginario social,
juventud y grafiti, unidos, no pueden leerse al margen de la idea de rebeldía e
inconformidad con el sistema. Sin embargo, lo curioso en el caso del grafiti
hecho por Bieber es que el acto fue escoltado por sus guardaespaldas, medios de
comunicación y… paradójicamente, patrullas y policías, según reportaron medios locales.
Sin pretensiones de
pasarme de pseudointelectual y con su permiso (otorgado al momento de seguir
con la lectura de este texto) pongo a su consideración algunas cosas que, tras
la entretenida conversación con un buen amigo, han estado dando vueltas en mi
cabeza.
El grafiti, expresión
cultural asociada a la juventud, cuya visibilidad global llegó con el mayo
francés está asociado a causas rebeldes, críticas y visiones contestatarias al
sistema. Si bien en inicio los grafitis fueron frases desafiantes en la pared,
con el tiempo esta expresión adoptó formas, colores y otros elementos con los
que pasó a considerarse una expresión de arte urbano.
Volviendo al
génesis. Por su naturaleza transgresora el grafiti se desarrolla en la
clandestinidad. Se supone al margen de la ley por desafiar al poder instituido
y apropiarse de espacios públicos. Los grafiteros son perseguidos por la
policía, no escoltados por ella (!).
Sorprende el que la
policía colombiana haya apoyado esta travesura de Bieber y sus amigos en una
ciudad donde esta actividad es amonestada e incluso registra un caso polémico en
los tribunales por la muerte de un joven grafitero a manos de policías.
El acto
protagonizado por Bieber ¿puede llamarse grafitear? A mi modo de ver, la
mediatización del hecho, el permiso que supuestamente habría otorgado el
municipio de Bogotá y la compañía de agentes de seguridad, vacía de sentido al
concepto de gafiti en lo hecho por el joven canadiense.
Tomando en cuenta ese
contexto, el acto más bien podría leerse como un desafío explícito que el poder
instituido hace al antipoder callejero en su territorio, en su campo de acción
y con sus herramientas. El poder oficial, representado en los agentes del orden,
avala el acto desafiante usando como instrumento el poder mediático, industrial
y económico representando en el artista pop del momento.
Bieber juega al
equilibrista. Pretende caminar y moverse en una cuerda delgada que divide, por
un lado, al poder económico vinculado al estatus quo evidenciado en las
millonarias ganancias que dejará su gira; y por el otro, a la juventud caracterizada
por la rebeldía, la irreverencia y su crítica al sistema. Él coquetea con
ambos, pero evidentemente está entregado al primero y quiere llamar la atención
con actitudes prestadas del segundo.
Después del grafiti
En la pared. Una rana ostenta un brazalete dorado y hace una señal fálica con su mano izquierda,
mientras con el índice derecho señala una cruz cristiana que cuelga de su
cuello: contradicción evidente entre la irreverencia y un símbolo de obediencia.
Las bilibers
colombianas deliraron con el concierto y tras conocer sobre el grafiti hecho en
el túnel y de la intensión de grafiteros de borrar la marca de Bieber con otro
grafiti, las reacciones en las redes no tardaron.
Las seguidoras del
canadiense decían estar dispuestas a “defender el arte” marcado por su ídolo.
Al parecer la chicas tienen sentido de pertenencia con todo aquello que
provenga de Bieber porque nadie defiende algo que no siente suyo o en lo que no
cree (apreciación muy personal).
El chico que es
capaz de desbordar emociones en sus seguidores ¿tendría una idea de las tensiones
que pueden generar los desacuerdos entre sus seguidores y detractores? Quién
sabe… Lo que sí se ha conocido es que su travesura se repitió en Brasil.
Todos, en algún momento, hemos tenido la
oportunidad de ver en vivo a una de nuestras bandas de rock favoritas; es una
ley de todo rockero que se respeta: asistir, al menos, a un concierto, sea
donde sea.
Este encuentro, para un amante de la música,
representa una de las mejores experiencias de la vida y está lleno de
anécdotas, cervezas, humo de cigarrillo, peripecias, largas filas, pogos,
resacas, etc.
En Ecuador nos queda aún ese amargo sabor en la
boca de no ver en vivo a Metallica, pero la magia del cine 3D nos da una dulce
probadita del espectacular sonido, virtuosismo y show que brinda esta banda
originaria de Los Ángeles; algo muy cercano a ver en vivo y “cerca” a estos músicos gigantes del rock.
Metallica, Through The Never es la aventura
cinematográfica –y bien acertada obra del séptimo arte- que emprendieron James
Hetfield, Lars Ulrich, Kirk Hammett y Robert Trujillo, bajo la dirección de
Nimród Antal, que en esta ocasión presenta su quinto film, tras Kontroll
(2003), Vacancy (2007), Armored (2009) y Predators (2010).
Este film “tres dé” presenta a Trip, un roadie de
Metallica, que es encargado de realizar una operación urgente mientras la banda
da uno de los mejores shows que el mundo del rock puede haber visto, me refiero
a cruces blancas saliendo del piso, tiroteos en medios del escenario, la dama
de la justicia siendo destruida por las notas estridentes de Hammett o el bajo
de cinco cuerdas de Trujillo y la destrucción del escenario por la fuerza de un
martillo, que en esta caso no es Thor, sino el espíritu de un joven que se
enfrenta a una de las calamidades más extrañas de la vida. Sí, al estilo de
Metallica.
Trip se sumerge en una aventura surrealista para
conseguir una bolsa –con un contenido desconocido- que requiere la banda de
Hetfield. Si bien es cierto una pequeña historia dentro de los 16 temas que
ejecuta la banda traza el hilo conductor del concierto. Esta historia ofrece
diferentes lecturas. Lo que es irreductible son los potentes temas a los que ya
nos tenía bien acostumbrados Metallica.
El final es bastante interesante –más no lo
revelaré-, donde la muerte, tema universal literario y cinematográfico, adquiere
un gran significado en el film y una dimensión emotiva para el universo de Metallica,
cuando la banda, en un encuentro privado, sin público, únicamente con Trip como
audiencia, interpreta Orion.
Un concierto único como este en 3D es brutal.
Fantástico. Nunca se les tendrá a los Metallica tan cerca –y a la vez tan
lejos, obvio-. Este formato del cine permite ver las arrugas de Ulrich, el
tatuaje de un cráneo con alas en el cuello de Hetfield, el
cabello mojado de Trujillo agitándose en cada riff y los detalles de la
guitarra de Hammett. Incluso podrás sentir los imponentes 1.85 de estatura del
vocalista de la banda. Impresionante.
Los temas que ejecuta la banda son a los que, de
alguna manera, ya nos tenía acostumbrados, lo que no es tan malo, pues
Metallica siempre nos ha tenido preparados para un viaje musical por sus
distintas épocas y con pocas sorpresas. Y sí, nos ha gustado.
Los temas que toca la banda en Metallica, Through
the never son:
The
Ecstasy of Gold Creeping
Death For
Whom The Bell Tolls Fuel Ride
The Lightning One The
Memory Remains Wherever
I May Roam Cyanide ...And
Justice For All Master
of Puppets Battery Nothing Else Matters Enter
Sandman Hit
The Lights Orion
Después de una experiencia de este tipo, tan
cercana y lejana a la vez, claro, por el cine 3D, a uno no le queda más que
desempolvar los discos de Metallica, alzar el volumen al máximo, cerrar los
ojos y volver a ver a los cuatro “metallicos” nuevamente a pocos metros de
nuestras sillas.
“Si vamos abordar el porvenir hemos de hacerlo con firmeza”
Esta
es la canción de Quilapayún que en el último mes se tornó tan polémica en el
Ecuador.
La pelotera surgió cuando Gabriela Rivadeneira, mujer
ecuatoriana y Presidenta de la Asamblea Nacional, cerró un discurso en contra
de las multinacionales que explotaron petróleo en el Ecuador desde 1972
diciendo “Ya es hora de que los pobres coman pan y los ricos mierda mierda”.
Aquí
el discurso completo:
De inmediato, cual efecto pólvora, la noticia explotó en las
redes sociales y en la mayoría de medios nacionales e incluso internacionales.
“Sorpresa y rechazó provocó en la Asamblea Nacional y en la
red social Twitter parte del discurso de la presidenta del legislativo”,
aseguró Alfredo Cárdenas, editorialista de El Universo.
Martín Pallares de El Comercio calificó de “chiquillada de
muy mal gusto”, a la frase de Gabriela.
Lourdes Tibán, de Pachakutik, y Mae Montaño, de Creo,
calificaron de grosera esa referencia y aseguraron que lo único que busca es
generar odio entre los ecuatorianos.
Como estas asambleístas, decenas de tuiteros reaccionaron
criticando a la presidenta de la Legislatura.
Mientras que Rivadeneira también usó su cuenta de Twitter
@gabrielaespais para "compartir reflexiones", que sustentaron su
intervención en el pleno, con frases textuales de su discurso.
"Fue en el contexto de las transnacionales y su saqueo
histórico en nuestros países", escribió, pues mencionó la frase en la
Sesión 256 del Pleno de la Asamblea Nacional, donde se aprobó la solicitud del
Ejecutivo de emitir como Declaratoria de Interés Nacional la Explotación
Petrolera de los Bloques 31 y 43 del Parque Nacional Yasuní.
Con la frase “…hay
que virar la tortilla, que los pobres coman pan y los ricos mierda, mierda”
Gabriela dijo: “No más al saqueo y al
uso desmedido de nuestros recursos naturales”.
“No más al mundo capitalista que sigue en crisis y donde la
brecha entre ricos y pobres se sigue acentuando”, precisó.
Además, arengó a revertir la herencia caótica producto de la
negligencia de gobiernos anteriores que dejaron no solo contaminación, sino
desesperanza y pobreza en la Amazonía.
“…el antagonismo no está en el aprovechamiento de los
recursos y la revolución, sino entre un proyecto que garantiza la reproducción
del capital en manos de unos pocos mediante la devastación de la vida del
planeta y un proyecto histórico
revolucionario socialista que a través de las relaciones de transformación
mutua del hombre con la naturaleza garantiza la redistribución de la ganancia
para la mayoría de la sociedad esa es la verdadera batalla, el verdadero
antagonismo que aquellos sectores oligárquicos quieren pasar por alto.
Compañeros en nuestra historias pocos han tenido mucho y somos muchos los que
no hemos tenido nada hay que virar la tortilla, que los pobres coman pan y los
ricos mierda mierda…”
Los grupos curuchupas y conservadores de siempre, precisamente
los que trabajan día a día para que la tortilla no se vuelva, saltaron de los
palcos en los que permanecen y condenaron la forma inadecuada en la que se
expresó la legisladora.
La frase hay que oírla y reflexionarla en todo la
configuración histórica del Ecuador, un país saqueado desde los 70 por las
multinacionales petroleras.
Pero de dónde parte
la frase, bueno todos los entendidos y los que no, sabrán que proviene de una
de las consignas cantadas en la Guerra Civil Española, por el Bando Republicano
que defendía al proletariado.
Esta frase fue posteriormente adaptada por las plumas
insurgentes de los representantes de la
Nueva Canción Chilena, Quilapayún, que entre sus ponchos negros y sus 40 años
de historia musical jugaron un papel decisivo en el gobierno del luchador
social, preocupado por las condiciones de vida de su pueblo, por la cultura y
la educación, por la felicidad de los niños, Allende, Presidente consecuente
con su pueblo que aquel doloroso 11 de septiembre de 1973 fue asesinado en La Moneda.
Lejos de provocar revanchismo social, el extracto de la
canción de Quilapayún, que mencionó Gabriela, da cuenta de la historia de
nuestros países latinoamericanos cuya constante histórica ha sido la desigualdad social. ¡No es odio, es reivindicación!
Y no es malo para los niños, oír estas frases como aseguraba
una compañera periodista, no. Es bueno para un niño crecer sabiendo que hay
que combatir la desigualdad, y que hay
más porque luchar que ser rico, “exitoso” y feliz consumidor.
¡Como mujer, joven y ecuatoriana me siento orgullosa de las
palabras de la compañera!
¡Así se habla, de frente, fuerte y claro!
¡Con pasión
por la patria!
¿Qué culpa tiene el tomate?...
Debemos agradecer a Gabriela Rivadeneira por
recordarnos que en este cambio de época, con firmeza seguiremos apostando a ¡QUE
LA TORTILLA SE VUELVA!
“Cuando quiera el Dios del cielo que la tortilla se vuelva
que la tortilla se vuelva que los pobres coman pan y los
ricos mierda mierda".
Así son los grupos de poder de este país, que se
escandalizan porque uno dice que los ricos coman mierda en televisión, pero no
se escandaliza cuando hay niños limpiando vidrios y pidiendo limosna en las
calles, eso si no… eso es folklore.