viernes, 25 de octubre de 2013

El CES interviene a la Universidad de Guayaquil


"Transformar la universidad para transformar la sociedad"

Por: José Luis Fiallos B.
    Ana Isabel Díaz P. 
Ramiro Morejón V.

En el contexto de ascensión de la aristocracia guayaquileña y el auge del poder agroexportador se crea la Universidad de Guayaquil en 1867. Pensada para que las élites -del que ya era el principal puerto del Pacífico y el mayor astillero exportador de maderas y cacao- se eduquen como médicos o abogados.

La política colonial del imperio español y el centralismo de la época habían impedido que Guayaquil, durante la colonia y los primeros decenios de la independencia, contara con una Universidad.

Hoy, 145 años después, las cosas no han cambiado mucho. Esta universidad se quedó varada en el eslabón mercantilista que atrapó a la educación superior mundial.

Corrupción, malversación de fondos, irregularidades académicas, precarización laboral es lo que caracteriza a la Universidad de Guayaquil. De los 3.501 profesores, 63% poseen título de tercer nivel, 37% nivel de maestrías y menos del 1% tiene formación de Ph.D. Solo el 2% de los docentes se dedicaba a tiempo completo.

Asimismo, esta Universidad violó el derecho de acceso gratuito a la educación superior pública -contemplado en la Ley Orgánica de Educación Superior- al cobrar a sus estudiantes valores relacionados con cursos y otros rubros que eran depositados en cuentas ajenas a la institución.

Estos hechos, en apariencia inconexos, dan cuenta de una realidad. A nivel de la Universidad de Guayaquil, las denuncias universitarias, si bien tenían como eje fundamental  una crítica radical a la propia universidad, a la vez estaban cuestionando la economía y la sociedad guayaquileña en su conjunto, pues la praxis universitaria es el espejo de la praxis socioeconómica de un territorio, según René Ramírez, Presidente del Consejo de Educación Superior.


La Universidad de Guayaquil registró un exceso en gastos administrativos que asciende al 70% del total de sus recursos. Esto frente a “una casi nula inversión en investigación científica”, según el CES.

Estas irregularidades motivaron a la intervención, que no implica el cierre de la Universidad, ni el cese de sus labores. 

A continuación una crónica fotográfica trabajada por José Fiallos, narración que da cuenta de las expresiones de compromiso, angustia, satisfacción del deber cumplido, caos y vuelta a la calma en la Institución porteña. 

¡Así la Universidad ecuatoriana se redefine como un bien público y social!

Reunión del Pleno del CES donde se decidió la intervención de la U.

René Ramírez, Presidente del CES (centro); Francisco Cadena, Presidente del CEAACES (derecha); y, Marcelo Calderón, Secretario General del CES

Interventores de la Universidad de Guayaquil 

Autoridades imprimiendo el decreto de la intervención 


Marcelo Calderón imprimiendo el decreto 

Marcelo Calderón termina de imprimir el decreto 

 René Ramírez ingresando a la Universidad de Guayaquil

René Ramírez entra a la U. de Guayaquil 

René Ramírez es entrevistado por los canales de televisión 

René Ramírez dando declaraciones para los medios de comunicación 

Estudiantes de la U. de Guayaquil esperan afuera de su institución 

René Ramírez junto a Carlos Cedeño, rector de la U. de Guayaquil 

Reunión de autoridades de la U. de Guayaquil y del CES 

René Ramírez saliendo de la U. de Guayaquil 

René Ramírez saliendo de la U. de Guayaquil 

René Ramírez conversando con los estudiantes de la U. de Guayaquil 

René Ramírez saliendo de la U. de Guayaquil 

René Ramírez deja los predios universitarios 

Expresión de la ciudadanía ante la intervención

lunes, 21 de octubre de 2013

Jonhson en manos de Clapton

Por: Ramiro Morejón V.



Eric Clapton puede sonar familiar para muchos. Este hábil guitarrista, amante de la Stratocaster, en su disco Sessions for Robert J recoge 16 temas del legendario bluesero Robert Johnson.

El video tributo consta de cuatro sesiones distintas en las que participan varios músicos. En los intermedios, Clapton habla sobre la profunda influencia que Johnson tuvo en él. En uno de los segmentos se ve a “Mano lenta” tocando en el edificio 508 Park Avenue en Dallas, Texas, el mismo lugar que, en 1937, Johnson usó como estudio para dejar grabado su legado.

Pero, ¿Quién es Johnson? Esta es otra historia…

Robert Johnson, conocido por muchos como el Rey del Delta blues, fue un músico, compositor y cantante estadounidense, quien solo registró durante toda su vida 29 canciones, demostrando una notable combinación de estos tres elementos que lo convirtieron en el mejor poeta del blues.

Su forma peculiar de tocar la guitarra ha influenciado a varios músicos como: John Fogerty, Bob Dylan, Johnny Winter, Jimi Hendrix, The Yardbirds, Led Zeppelin, The Allman Brothers Band, The Rolling Stones, Paul Butterfield, Queen, The White Stripes, The Black Keys, The Band, Neil Young, Warren Zevon, Jeff Beck y, obviamente, Eric Clapton, quien ve en Johnson al más importante músico de Blues que haya vivido.

Su técnica para tocar la guitarra consiste en deslizar sobre las cuerdas un tubo metálico, obteniendo un sonido punzante y sinuoso típico de la música afroamericana primitiva.

Johnny Shines, bluesero y amigo de Johnson, contaba que podía tener una conversación con él mientras escuchaba una canción en la radio y luego tocarla nota por nota. Shines asegura que Robert Johnson cuando tocaba por dinero en las esquinas, frecuentaba tres temas: una canción de Bing Crosby o una melodía de Jazz de moda o una canción propia.

Ninguna de las personas que lo conocieron recuerda haberlo visto practicando o trabajando en nuevas composiciones. Shines lo resumía diciendo: "Nadie le enseña a los patos a nadar, ¿no?" Así era para Robert Johnson.

Nacido en 1911, falleció a la temprana edad de 27 años, como solo los grandes saben hacerlo. Su vida, pobremente documentada y enigmática –a tal punto que se conoce que Robert Johnson se hizo llamar Dodds, Moore, James, Barstow y Spencer en distintas etapas de su vida- motivó a la creación de varias leyendas, una de ella sobre su muerte.

Se dice que fue envenenado con whisky por un marido celoso, dueño de un bar en el que Johnson actuaba. Algunos dicen que murió de Neumonía, otros que de Sífilis. Lo único certero es que su certificado de defunción apunta que falleció el 16 de agosto de 1938, en Greenwood, estado de Misisipi y que no hubo autopsia.

Otra leyenda sobre Robert Johnson menciona que vendió su alma al diablo en el cruce de la autopista 61 con la 49 en Clarksdale (Mississippi), a cambio de ser el mejor intérprete de blues del mundo.

Sea cierto o no, Johnson, para muchos críticos, es el mejor del mundo, escuchar sus temas en la “mano lenta” de Clapton le permite a uno comprender el verdadero sentido del blues: Mala vida, amores rotos, desesperación y alcohol.

A continuación, uno de los temas de la sesión de Clapton. 



miércoles, 16 de octubre de 2013

La Clásica de Cantuña 2013

Por: José Luis Fiallos B. 

“La Clásica de Cantuña”, el downhill urbano más importante de Quito, que inicia en la Virgen del Panecillo y culmina en la Plaza Eugenio Espejo, ubicada en la avenida 24 de Mayo, en el Centro Histórico, cumplió once años el pasado domingo 13 de octubre de 2013.

En esta competencia, que se desarrolla en una "montaña de cemento", participaron alrededor de 200 ciclistas. 

A continuación un video y fotografías del recorrido









lunes, 7 de octubre de 2013

Verde, Verde...

Por: Ana Isabel Díaz P.



Quizás este titular traiga a su memoria el discurso ecologista actual, legítimo en las bocas de algunos jóvenes que actúan según sus convicciones pero detestable en las de los oligarcas de siempre. Hijos de la Derecha que -con banderas flameantes- en el 72 dieron la bienvenida al entonces Texaco Gulf.  

Bah…pues deje a un lado la disyuntiva. Este artículo no tiene que ver con el cuestionamiento ético, ecológico, económico y político en torno al Yasuní… sino con el proverbio popular cubano VERDE VERDE MADURO. Idea con la que el realizador isleño Enrique Pineda Barnet recrea uno de sus filmes proyectado el pasado miércoles en la sala de cine de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (FLACSO).

Un filme que al estilo de Quentin Tarantino -en Kill Bill- combina las níveas escenas de un bar de tendencia con las caricaturas realizadas por una pintora sentada en una de las mesas del bar.

Dichas ilustraciones grafican a profundidad la caracterización de cada uno de los personajes del bar gay y eufimizan algunas acciones pero no las censuran.

La estética de lo grotesco reina en cada toma…
Un filme, que a mi parecer, todos los que dicen ser hombres, machos y bien varones… deberían ver. Un breve pero intenso coqueteo con la muerte de los prejuicios de los men´s y también de las warmis.

Porque mientras un hombre insiste más en que es bien varón, expresa a gritos -paradójicamente silenciosos- su gusto por otro cuerpo masculino.

Es por esto que dicha película merecía una breve nota. Y es que aún no concibo que juzguemos a un ser humano basándonos únicamente en su condición sexual. Es decir usted no anda por ahí con un letrero que diga HETEROSEXUAL pegado en la frente, nadie le grita heterosexual en la calle o le ve mal por serlo. Estos seres humanos además de tener un gusto diferente -como que a usted le guste o no comer ostiones- son hijos, hermanos, estudiantes, doctores, buenos o malos panas, como todo transeúnte de esta desconfigurada ciudad.

Este alegato contra la homofobia narra cómo en un bar del puerto, Alfredo -enfermero de navegación mercante- conoce a Carlos -informático que sueña ser aviador-; con el pretexto de mostrarle algo muy especial, el navegante invita a Carlos a su apartamento. Comienza entonces un juego de seducción en una tensa lucha contra los prejuicios y convenciones sociales[1].

-“Los maricas son una lacra social”, dice Carlos mientras toca ligeramente sus genitales. ¿Esta muletilla le parece conocida? Pues sí, la frase lacra social se usa, para denominar a todos ellos que no son piel de nuestra “civilizada” urbe y evidencia la enfermedad de odio que germina en cada una de las instancias de la superestructura.

Otro espectador de la película me comentaba que, en el sector de la Y, hay gays en las noches y -según la prensa- han llevado la delincuencia a ese sector. Frente a esto y haciendo una pausa me preguntó. ¡Es qué la sociedad aún no entiende! Es decir, cuándo a un hombre, a un ser humano -con variadas formas de pensar, sentir y actuar- su comunidad le señala diciéndole eres malo por tu gusto sexual, eres anormal, causa exclusión y –directamente- mayores índices de violencia.

Mientras mayor integración de las minorías logre una sociedad, menores serán los índices de violencia que registrará. Y esta realidad es paralela.

Bien regresemos al film. Cada vez que Carlos sucumbe brevemente en las artes amatorias para las que Alfredo es un Michelangelo Buonarroti en potencia, inmediatamente la imagen de la dama seductora le persigue en el laberinto de su memoria, y es que ahí las figuras de un barman armado, un stripper, una anciana turista, un estibador acechante, los amigos del bar -en plano contrapicado- personifican los miedos sociales enraizados en la mente de Carlos. El protagonista siente un miedo intenso y desproporcionado, combinado con un odio o rechazo hacia su ser generándole conflictos emocionales, sociales y políticos.

Pese a ello Carlos disfruta, sobremanera, de los acercamientos del marinero, que a diferencia de él es un ser sano que se acepta y se confiesa bisexual. En su camarote atendía tanto a hombres como mujeres, le declara.

Carlos no puede perdonarse que el cuerpo del marinero le cautive, que su experiencia desborde sus deseos que crecen con cada copa de licor.

Finalmente sucede, el acto de la penetración, eufimizada con una caricatura, es disfrutada plenamente, son dos seres humanos amándose, alcanzado el climax, fuerte intenso, tal cual es el amor. De repente, Carlos golpea al hombre que pudo amar y le propina una y otra y otra puñalada.

“Yo no soy marica, no lo soy” dice. Algo así como que usted luego de disfrutar de un estremecedor orgasmo ataque a su pareja diciendo no soy heterosexual… (pero no digamos nunca porque puede pasar).
VERDE VERDE, una película con contenido que compromete nuestro pensar, tal como nos gusta, fue realizada con bajo presupuesto, evidencia un crimen contra el amor, debido a la personificación de las fobias en la mente humana -explica Pineda Barnet- en su blog.

Una enfermedad social. El tema de VERDE VERDE es la homofobia, el crimen de la homofobia contra el amor. Es el no respeto al derecho de la diversidad.

Así es este film, que subleva los sentidos. Doloroso que un ser humano que gusta de otro no pueda amarlo, acariciarlo y hacerle el amor libremente por que los fantasmas sociales que lleva en la cabeza se lo impiden. Y aún más doloroso que no pueda amarse a sí mismo o al menos aceptarse.

Hileras de sangre cubren el cuerpo inerte del marinero, sus brazos extendidos y su rostro levemente doblado hacia la izquierda hacen oda al Surrealismo al estilo de Buñuel. Luego de las puñaladas el marica es un Jesucristo sacrificado, incluso una corona de espinos parece situarse en su cabeza. Es lo que logramos tú, yo, nosotros, ellos, cuando reproducimos un prejuicio, sin racionalizarlo, y juzgamos a hombres valiosos únicamente por su gusto sexual. El mundo entero sacrifica a Alfredo en VERDE VERDE como lo hizo con Jesucristo . Carlos, su asesino, no es más que un producto social, una figura de arcilla modelada por la sociedad que llora sobre el cadáver de un hombre que amo y asesinó.

Él besa al ser amado, rogándole que se despierte y luego le corta la lengua. Después de la penetración, cuando yace muerto en el suelo hurga en su pantalón, corta el miembro que le hizo sentir profundo placer.

Así es, lo que es muy verde muy verde, al final, siempre madura. Da lo mismo en la política que en el sexo, los extremos se tocan.

Sobre el elenco, el considerado decano de los cineastas cubanos, explica: “Aquí repito con el actor Héctor Noas, el otro protagónico lo hace Carlos Miguel Caballero, a quien me costó mucho trabajo encontrar cuando buscaba el personaje. Luego necesitaba una dama seductora, pensé en Sofía Loren, pero finalmente me decidí por una cubana: Farah María. ¡Quién se lo iba a imaginar! Yo no la conocía personalmente. Será una sorpresa para el público”.

Se filmó en Cuba, pero se exhibió brevemente en otros países debido a un elemento hándicap que tenía, un desnudo frontal masculino…

y bueno continúe actuando según sus prejuicios querido lector heterosexual!







[1] Blog de Enrique Pineda Barnet