Por: Ramiro Morejón Vallejo
Ahora, A solas con el mundo y Quebrado,
los tres discos de Pedro Aznar previos a Puentes Amarillos, su último trabajo
tributo al “Flaco” Spinetta, son una muestra de la versatilidad musical que puede
llegar a tener un artista, sin perder su esencia, virtuosismo y sensibilidad.
Estas características demuestran que no es fortuito
que haya compartido escenarios con Patt
Methenny, Charly García, Luis Alberto Spinetta, Gustavo Ceratti y como no
mencionar al denominado “súper grupo” del rock argentino: Serú Girán.
“Yo apenas le
vi a Pedro lo contraté, con eso te digo todo. Lo fui a ver y apenas tocó medio
compás, o compás y medio, y dije ¡chao! Este. Con Pedro compusimos canciones en el acto, yo ni lo miraba, yo hacía
la música y la letra, y él hacia el acompañamiento. Realmente es un placer, es
muy bueno”. Así describe Charly García como conoció al multi-instrumentista
argentino en una presentación que daba en un bar de jazz en Argentina y que
luego se convertiría en su mejor amigo.
En cuanto a los discos, los 12 tracks del disco Ahora
fueron compuestos en Mar de las Pampas, localidad balnearia costera de Buenos
Aires, Argentina, donde, en sus propias palabras, tuvo una vida monacal.
Por su parte, A solas con el mundo, sexto trabajo
en vivo del músico argentino lanzado a fines de 2010, fue grabado en cinco
conciertos unipersonales en Buenos Aireas, donde toca todos los instrumentos sin
acompañamiento de banda, el cual incluye canciones inéditas en su
discografía hasta la fecha y covers de George Harrison, David Gray, Bob Telson,
Violeta Parra, entre otros.
Quebrado, su octavo álbum de estudio
lanzado en el 2008, cuenta con dos facetas distintas: un disco con
11 composiciones propias y un cover (Décimas de Elizabeth Morris); y, el
segundo con otra docena de temas, todos ellos covers de artistas como John
Lennon, Sting, Charly García, Litto Nebia, Nick Drake, entre otros.
Pero sobre estos tres discos hay más que contar…
En cada
esquina falta un hogar y sobre el hambre, América Latina[i]
A este argentino no le gusta el heavy metal. Para
él, ver a un hombre con el cabello largo moviendo sus dedos velozmente en los
trastes de una guitarra se le hace antiestético. Lo que para él si se puede
considerar atractivo es la fotografía.
En el disco Ahora, cuya portada es una hoja
verde con trazos negros y un círculo negro en pleno centro donde dice Pedro
Aznar Ahora (cada palabra en una fila distinta y centrado), todo esto sobre un
fondo blanco, el artista muestra su pasión por la fotografía; huellas
de un vehículo sobre la arena, hojas en el piso, árboles en la noche o en el
día, matorrales, el chocar de las olas contra la playa, es lo que
retrata con el lente de su cámara.
Pero el arte no se queda en la fotografía; pasa al
rock, sus acordes y su canto, por que como dice este músico argentino: ”el
rock es el canto de la entraña, no es esteticista, se pone la vida en esto, es
un canto cósmico”.
Este canto cósmico se expresó en el Estudio Circo Beat y en el Abbey Road Studios –donde
Pedro se estrenó como director de orquestas, al dirigir a una compuesta por 22
músicos londinenses-, lugar en el que grabó esta joya musical, en compañía de
Julián Semprini, Hernán Jacinto, Alejandro Oliva y Coqui Rodríguez.
Ahora,
con temas inéditos y compuestos por el propio Aznar en su retiro monacal,
cuenta con la canción Panteras de polvo, notoria
influencia del entorno donde compuso su disco, fue la primera en salir a las
radios de Argentina.
La
obra es claramente sentimental, lo dicen bien los títulos de sus canciones: Par,
Quiero decirte que sí, Pensaba en vos, Un solo jazmín y Cuando el amor. Para Santiago Jorge, escritor de
Negro&White, “Lo mejor del disco llega con “Rencor”
una balada beatle que
del vacío se transforma en un canto a la esperanza y al optimismo para ese
momento en que tu mujer se ha ido por tus errores”.
Ruinas sobre ruinas, la quinta
canción de su disco, presenta un músico inspirado en todo sentido. Fuertemente
sólido en su denuncia combativa, muestra sus dotes literarios, sensibilidad y
compromiso con el dolor de los demás.
Luz que fulmina más que
alumbrar
en el desfile de la mala vida
madre asesina, necesidad,
lamento flojo que pronto se
olvida.
Lúgubres santos de un
altar
que otorga muerte sin
matar.
Pálido dios que enseña a
llorar.
Papeles, papeles, papeles.
Así
son las ruinas sobre las ruinas. O al menos para él.
A desert road from Vegas to nowhere[ii]
En alguna de sus tantas entrevistas, Pedro Aznar,
entre risas, hablaba sobre lo que implica tocar el bajo. “Vos tocás esa guitarra que no se
oye”, recuerda que le dijeron una vez que le escucharon. Quizá pensando
en esto, este músico argentino se lanzó a grabar su disco A solas con el mundo,
utilizando su voz como único instrumento en todas las canciones, acompañado de
cuerdas, pieles y vientos.
No. No todo fue grabado en un mismo concierto. Este
CD recoge la grabación de cinco encuentros unipersonales en los Teatros
Roma, Colesio y Uom, y en el Auditorium San Isidro y el Club Portugués
Caballito, todos ellos en Buenos Aires, durante agosto de 2010.
En A solas con el mundo hay 10
vidas distintas. Un unipersonal momento en el que este compositor,
cantautor, director orquestal, arreglador, escritor, intérprete y
multiinstrumentista argentino se encuentra con el mundo, con el rock argentino
noventero, con la nueva canción chilena setentera, con la canción que el
legendario George Harrison tocaba con una guitarra acústica y un órgano –While
my guitar gente weeps.
Ese es Pedro. Ese es A solas con el mundo. Un
encuentro con la música de todos los tiempos, que únicamente se confluye en dos
instrumentos: su voz, principal recurso de este disco; y, una guitarra
barítono o un teclado o una guitarra con capotraste en 2 o una guitarra de doce
cuerdas con capotraste en 1 o una caja que lo acompañe.
Así describe a su disco: “En este caso es el
intérprete el que salta sin red, sin demasiado acolchonamiento musical que lo
proteja. Está a solas con su voz, a solas con su corazón vertido en las
palabras y en el canto, y a la vez con una audiencia tan cercana y en tan honda
intimidad como se puede estar (…) Está a solas con el mundo.
Miedo de
morir, antes de saber vivir[iii]
Como lo dice Nicolás Alonso, “Todos los músicos, aun los más experimentales, tienen una fuente musical de la cual se alejan y
vuelven, pero que siempre está presente a lo largo de sus carreras”. Así
es Aznar en este disco. Regresa al rock en distintas fases: con su propia
camiseta y usando las de George Harrison, Sui Generis, Sting, John Lennon,
entre otros, a través de la ejecución de covers de estos artistas, que, sin
duda, son de fuerte influencia para Pedro en la construcción de sus temas.
Siempre estuvo rodeado de artistas. Desde “Madre Atómica”
con el Mono Fontana y Lito Epumer, sin mencionar a sus compañeros en
Serú Girán –Lebón, García y Moro-, en donde confluyeron tres cantantes, tres compositores,
dos productores, cuatro tipos con una gran experiencia musical, quienes a
través de su música apostaron a la belleza y a la libertad.
En Fragilidad, adapta la versión de
Sting al habla hispana. Sin embargo, también la canta en inglés, lo que permite
reconocer cómo varía en una canción la pronunciación y cómo se construye el
idioma del rock en inglés y en español.
Su esencia rockera no se pierde, menos en este
disco, pues recoge tres canciones de los legendarios The Beatles para darles
su toque jazzero latinoamericano particular: Love de Lennon, Junk
de Mc Cartney e Isn´t it a pity de Harrison.
Esto sin duda le aportó al momento de grabar, en
dos raudas, intensas y felices semanas del 1 al 14 de diciembre de 2007, su
disco Quebrado.
Como dicen: Pedro Aznar demuestra que su mayor virtud
está en la versatilidad, en alejarse de las fórmulas que le generan éxito
para buscar siempre nuevos caminos.
A continuación una presentación de Pedro Aznar en Encuentro en el Estudio (Programa completo).
.jpg)